En casa.

En casa.

viernes, 9 de abril de 2010

Cuando el dia cae y en la esquina se asoma la noche.


Cerré mis ojos.
Ese sonido cálido del viento, esa coreografía sincronizada que hace a las copas de los arboles moverse, ese recorrido solar en lo mas alto del cielo, me brinda una caricia cálida sobre el rostro.

Estoy esperando en la esquina al colectivo que me transporta desde un punto de la ciudad al otro.

Ya mi fiel estrella se va retirando, me saluda y a la vez se burla, porque hace mas de media hora que estoy acá. Esperando y esperando.

los pájaros ya se van a sus hogares con las ultimas migajas para sus pichones, la ciudad se va calmando y la gente ya esta con sus bolsas de mandandos cargadas de alimentos para la cena.
mi colectivo, mas demorado que nunca, no tenia intenciones de aparecer.

De golpe la temperatura desciende. Un poco cansado y con hambre decido entrar a un bar que está a mis espaldas. Ya van ser las 20:30hs y tenia ganas de comer algo.

Entro.
Típico bar/bodegón de poca capacidad, doce mesas fijas era su interior. Dos grandes ventanales y dos puertas eran su fachada. cerca mio habia una pareja de prematuros enamorados. Manejaban un lenguaje suave y delicado. Se besaban y parecían desarrollar el significado del amor.
Los mas alejados eran tres muchachos mirando un partido de futbol.
Me siento cómodo en el lugar.
El mozo hace su presentación, le digo lo que quiero tomar, él contesta con un rotundo "como no!". Espero unos segundos mi café con leche y dos bizcochos, la cena del día.
Mientras voy dejando el diario ojeado y lleno de noticias viejas, sobre los cristales del bar veo con calma los movimientos del lugar.

Ya se habían formado las típicas charlas/criticas sobre el partido de fútbol, la gente entraba y salia del negocio, ya que contaba con algunos productos y articulos varios. La misma pareja ya estaba tomando su segunda cerveza y con otro clima en sus ojos.
De golpe siento un murmullo. Me doy vuelta y era el mozo, el mismo que me había atendido a mi. Salio por la puerta mas alejada, veo por las ventanas que la gente se amontona. Algunos sacan sus celulares y realizan llamadas con desesperacion. Sinceramente sentí la necesidad de saber que estaba pasando alla afuera.

Dejo mi cafe a medias, salgo un poco sigiloso. Me encuentro con un hombre semi derrumbado sobre el cartel de las promociones.
No estaba muerto pero sus ojos parecían de cristal. Una mirada mas que perdida, y yo parado desde el umbral.

Una persona me da una palmada en el hombro y me dice.

"Este muchacho esta re pirata, es de un loquero que esta acá a dos cuadras, lo dejan salir un poco, le dan una medicación bastante potente, y encima que sale se chupetea... ¿Te imaginaras como queda no?"

Nunca pierdo la vista hacia el joven, nose si me parecía a mi, pero el tampoco deja de observándome. De fondo todo tipos de comentarios salian a la luz.

"¿Donde esta la policía cuando se la necesita?" "Pobre muchacho!! vaya a saber porque habrá terminado así" "Estos tipos no sirven para nada, tendrían que estar presos o muertos"

De pronto percibimos el sonido de unas sirenas, era la ambulancia. tratan de hablar con él, pero no responde. Un cuerpo libre de toda agresion. Tenso, frio, inerte, fuera del tiempo y espacio. Lo cargan sobre la camilla y lo retiran del lugar.

Ya un poco mas tranquilo por su pronta asistencio entro al bar. Miro al encargado y seguido de un gesto me dice.

"Es normal ver estas cosas por acá... esto no es nada!.. acá tenes todo lo que vos quieras encontrar."

Sin ninguna contestacion me sente. Mi café estaba por demás de frio, los ancianos no estaban mas, y la pareja seguían con su rito de amor.

Ya es hora de irme. Salde mi deuda, y me retire.

"Hasta luego"

jueves, 8 de abril de 2010

No fue un vacio completo (Capitulo II)


Entré a trabajar como siempre, a la misma hora, a las 06:00 de la mañana y salí a las 14:45hs.

Es uno de esos días en el cual las mañanas son frescas y las tardes bien calurosas. Lleno de abrigo en mis manos voy caminando esas 4 cuadras que después de trabajar se te hacen como 15 para esperar el colectivo de siempre, que por suerte, me deja en la esquina de mi casa.

Estoy de nuevo en la puerta del bar.

Frente a la terminal de ómnibus maleteros peleandola en cargar bolsos a los taxi para ganar su sueldo. El lustrabotas a escasos metros de mi, que mas que lustrar, manguea continuamente. Chicos cuidando autos para zafar el día, entre otras cosas cotidianas: Miradas fijas entre desconocidos, parejas, perros callejeros, perros costosos, basura en las calles, y arboles pintados a mano, inmmoviles.

Me concidero un tipo bastante observador y tambien con un poco de memoria fotografica. Aveces suelo mirar a las personas y analizar de donde los conozco, o si es solo un dejavu.

En la parada estoy solo, me compre una revista sobre interes generel, y se me escapo o mejor dicho, no llegue al coche habitué.
Voy caminando para la puerta del bar en el que había estado hace una semana atrás. Mi trabajo es rotativo, semanal, y quiero ver que tal luce en otros horarios.

Parece estar vació y desde mi posición, estiro un poco la mirada, pero no puedo localizar nisiquiera a los empleados.

Un hombre habré rápido la puerta y de su mano deja soltar algo, corre hasta un taxi intercalando miradas a su alrededor y logra subir rápidamente. Un poco asombrado por lo sucedido, vuelvo a mirar hacia adentro. Estaba él, el mismo muchacho que me había atendido hace unas cuantas noches atrás. Lo noto un poco nervioso por su caminar, intenta llamar a alguien y no se podía comunicar.
Me retiro unos metros tratando de encontrar lo que había soltado antes de subir al auto. Es un cuchillo estilo Tramontina. Me doy vuelta enseguida y le pregunto.

"¿Estas bien!?.

Él me saluda recordándome por mi anterior visita y me dice.

"¿Viste que no te mentí?.. acá las cosas parecen no tener limites ni códigos.. y lo que mas bronca da ¿sabes que es?.. que el que me robó era un cliente que solía estar con su pareja hasta altas horas de la noche"

Evidentemente retiro lo dicho. Mi memoria fotográfica no es de las mejores.